Pocas personas son conscientes al cien por cien de que en realidad, los sentimientos son un efecto directo del modo de pensar, por tanto, las personas no son víctimas indefensas de la tristeza, la envidia o la apatía. En realidad, se puede dar un giro al modo de sentir ejerciendo una influencia positiva sobre el modo de pensar. Este proceso solo puede hacerse de una forma consciente, es decir, nunca inconsciente.
En ocasiones, los sentimientos se clasifican de una forma equivocada en positivos o negativos. En realidad, los sentimientos son agradables, así sucede, por ejemplo, en la ilusión, el amor, la esperanza, la motivación… Por el contrario, existen sentimientos desagradables en sí mismos, que resultan molestos e incómodos en tanto que te roban energía: ira, enfado, rabia, resentimiento, celos, la depresión…
La mente es tan poderosa, que en realidad, terminas sintiendo de la forma en que piensas. Sin embargo, a lo largo de un día pasan tal cantidad de pensamientos por tu mente que ni siquiera puedes recordarlos ya que también existe un diálogo inconsciente. La mente humana es muy poderosa en tanto que es posible dar un giro al modo de observar la realidad poniendo el foco de atención en lo positivo que siempre existe y es real. De esta forma, ganas libertad emocional, eres más consciente de aquello que pasa por tu mundo interior y te permites evolucionar como persona para no quedarte estancado en el pensamiento negativo que te conduce de una forma trágica a la ansiedad y el estrés. Dos grandes enemigos de la salud física y emocional.
Los pensamientos cambian tu vida, por tanto, aprende a hacer una lectura diferente de los hechos poniendo en cuestión tu propia subjetividad. El hábito del pensamiento negativo cuando está arraigado no se rompe de la noche a la mañana, sin embargo, sí que se puede romper con esfuerzo.
