La sucesión de Fibonacci

Las matemáticas no suelen gustar a nadie y, sin embargo, vivimos rodeados de números y operaciones matemáticas aunque no nos demos cuenta.

Fibonacci fue un genio italiano (1170-1250) considerado como el mejor matemático de la Edad Media.

La sucesión de Fibonacci es una secuencia infinita de números en la que cada uno de ellos es el resultado de la suma de los dos anteriores: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13…

Los números de Fibonacci aparecen a menudo en la naturaleza. Por ejemplo, las ramificaciones de algunas especies de hierbas, flores, arbustos o árboles, así como la disposición de los piñones en la piña siguen la sucesión de Fibonacci. Y en el cuerpo humano, los huesos que forman el dedo índice de la mano están en la misma proporción que los números 2, 3, 5 y 8.

Los números de Fibonacci tienen propiedades matemáticas interesantes. Una de ellas es que, en cualquier número mayor de 3, la proporción entre números correlativos de la secuencia de Fibonacci es de 1,618. A este número se le llama número áureo o divina proporción y está presente en todo lo que nos rodea, desde operaciones geométricas hasta en la naturaleza: conchas de caracoles, nervaduras de las hojas, proporciones del cuerpo humano, etc.

Todos los objetos que contienen el número áureo poseen una estética especial, tal es el caso de La Mona Lisa.

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