…Dos de de bravas, dos…. Es uno de los típicos soniquetes que se pueden escuchar por los bares y tabernas de la localidad jiennense de Linares, donde el tapeo ha adquirido la categoría de “arte” y sello de la ciudad.
Son muchos los rincones de España, donde está instaurada la costumbre de ofertar tapas en los bares, también llamados pintxos (principalmente en el norte de la península). Las hay más o menos elaboradas, más o menos caras, más o menos cuantiosas, o sea, para todos los gustos.
En linares, por ejemplo, en casi la totalidad de los locales, podemos elegir una tapa entre una amplia variedad; Encontramos entre sus cartas, los típicos caracoles, el bollito con “caldera” (masa de morcilla frita), migas y paella los sábados y domingos, el serranito, patatas bravas, ensaladilla rusa, sol y sombra (taco de atún de almadraba con tomate), y la que resulta ser la estrella, el bollito de lomo con berenjena, todas ellas cómo no, acompañadas de un buen plato de aceitunas de la zona, aliñadas de mil maneras distintas, pero siempre deliciosas. También reseñar que una caña con tapa, en Linares puede ir costar entre 1,50 € y 2 €.
El origen de la tapa, desde el punto de vista etimológico, viene a ser descrito por el acto de tapar un vaso o copa de vino, para impedir la intrusión de moscas, mosquitos y demás insectos, con una rodaja de pan o loncha de jamón o queso, que a la par, hacían de las delicias de los clientes, allá desde tiempo inmemoriales.
En los últimos años, las tapas, han sido denominadas como cocina en miniatura, por la elaboración que requieren algunas de ellas. Algunos grandes restauradores de nuestro país, también se han inmiscuido en el mundo de la tapa como Adrià o Arzak.
