Aparte del pensamiento divergente y convergente, un grupo se beneficia cuando sus miembros abordan su trabajo con distintos estilos de pensamiento y cuando aportan una variedad de habilidades a un esfuerzo común.
Un estilo de pensamiento es la manera inconsciente con la que una persona observa y se relaciona con el mundo. Cuando una persona se encuentra ante un problema o dilema, lo afronta su estilo de pensamiento preferido. Aunque cada estilo tiene sus ventajas, no hay ninguno mejor que otro, simplemente son distintos.
Hay varias formas de describir cómo la gente piensa y toma sus decisiones. Vamos a pasar a explicar las preferencias de pensamiento en cuatro grupos, con dos tendencias opuestas en cada categoría:
- Extrovertido-introvertido. Extrovertidas, a medida que van teniendo ideas o que van haciendo frente a los problemas, rápidamente lo comparten con los demás para conocer su opinión. Las personas introvertidas suelen procesar la información internamente, antes de comunicar el resultado a los demás.
- Sensitivo-intuitivo. Sensitivas suelen preferir los datos y los hechos concretos, percibe información de forma realista y precisa. Las personas intuitivas se sienten más cómodas con ideas y conceptos, dejándose guiar por el instinto.
- Reflexivos-emocionales. Las personas reflexivas prefieren los procesos lógicos y hacer frente a los problemas de forma ordenada, se piensas las cosas mucho antes de decidir. Las personas emotivas se mueven por impulsos emocionales, por sus sentimientos y sensaciones.
- Críticos-perceptivos. Las personas críticas suelen preferir las conclusiones, les gusta tener las cosas bien atadas, como muy perfeccionistas. Las perceptivas prefieren las cosas más abiertas, se sienten más cómodas con la ambigüedad y normalmente quieren recoger más datos antes de llegar a una decisión
