Cada uno de nosotros tenemos una opinión acerca de lo que nos gusta y lo que no, con respecto a las fotografías que hemos obtenido. Sin embargo, hasta que no nos enfrentamos a la decisión de descartar o conservar, no se establece una escala de valores en base a los detalles que marcan la diferencia. Por ejemplo, supongamos que se esta viendo una docena de buenas fotografías de un paisaje, cada una ligeramente diferente de la otra. Al compararlas y contrastarlas, se nota que algunas son buenas, otras son mejores, y otras peores. Una de ellas será la mejor, y las demás por ende serán de algún modo inferiores, recomendándose eliminarlas para ir limpiando tanto la memoria de la cámara como la del disco rígido del ordenador.
Para llegar a esa selección hay que prestar atención a los detalles por ejemplo la elegida tiene una composición o una exposición ligeramente mejor pero se deberá observar con cuidado para apreciar la grandeza de las cosas pequeñas.
Además, luego de este proceso de depuración, la calidad de los trabajos en conjunto aumentará, ya que se habrán desechado todo lo superfluo.
Con el auge de la fotografía digital y la exclusión de los rollos de cámara, en la actualidad es muy fácil tener miles y miles de fotografías tanto en la cámara como en el ordenador. Un buen fotógrafo sabrá seleccionar aquellas fotos que merecen la pena ser guardadas pero con un buen entrenamiento cualquier aficionado puede tener el entrenamiento suficiente para depurar sus álbumes de fotos siguiendo los pasos mencionados con anterioridad.
