Viajar al pasado

Parecía que la manipulación especio-temporal, era un hecho imposible tanto de demostrar como teóricamente como de realizarlo. Sin embargo, un grupo de físicos han logrado modificar, desde el presente, eventos pasados en partículas subatómicas a las que se le habían predicho ciertas propiedades no demostradas hasta el momento.

Esta capacidad de influir en el pasado, se suma a la larga lista de propiedades nuevas descubiertas en estas partículas. Según parece, el enlace cuántico es el responsable directo de estas propiedades, un fenómeno que los científicos del que aun se desconocen muchos procesos.

Según los científicos, cualquier cambio que se efectúe sobre una de estas  partículas que presentan dicho tipo de enlaces, la otra lo reflejará de forma instantánea aunque se encontrase en el otro extremo de la galaxia.

Según parece, el experimento, que ha resultado todo un éxito, consistía en enlazar dichas partículas  tras ser medidas, lo cual implica que algunas de estas partículas podrían haber dejado de existir en el momento de realizar el experimento.

Lo curioso es que la duda de si estas partículas existían o no durante el enlace es algo que se decidió tras medirlas, obteniendo la sorpresa, dado que algunas partículas se destruyen durante la medición, de que se produjo el enlace.

En esencia, este experimento saca a relucir que es posible actuar sobre partículas futuras y que esta actuación tenga una repercusión en las partículas existente en el pasado. Huelga decir, que por el momento  esta afirmación queda limitada a la física cuántica.

Todo esto hace patente que el mundo cuántico de la materia, junto con el resto de sus propiedades, escapa de la física tradicional y del mundo macroscópico donde no son posibles alcanzar los niveles de energía cuántica que alcanzan dichas partículas.

Para la realización de este experimento, los científicos usaron dos parejas de fotones, compuestas cada una por dos fotones enlazadas, a nivel cuántico, entre si. Resulta que separaron dichos pares de partículas, permaneciendo, de cada pareja, un fotón de control y otro con el que se experimentaba.

Curiosamente, si enlazamos los fotones que han quedado para experimentar, también lo harán los que han quedado de control independientemente de si los de control han sido medidos, modificados o destruidos.

Pese a lo revolucionario de este experimento, sus efectos ya habían sido en el pasado, año 2000, aunque hasta el momento todos los experimentos destinados a tal teoría se habían saldado con resultados negativos o la tarea se había visto truncada casi desde el comienzo.

Sin embargo, este nuevo descubrimiento abre la posibilidad de que en el futuro pueda ser usada en la informática. Aplicadas en este campo, generarían ordenadores superápidos que se conectarían entre sí, enviando un fotón a cada uno de ellos, y compartirían la información casi de forma instantánea.

Ni que decir tiene, que todo esto puede desencadenar una nueva revolución en el campo de las telecomunicaciones donde la comunicación y, muy especialmente internet, puedan realizarse sin demora alguna.

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