Diseñado y desarrollado por la empresa norteamericana Vecna Robotic, el BEAR es un ambicioso trabajo de I+D+I (investigación, desarrollo e innovación) destinado a salvaguardar la vida de los soldados norteamericanos caídos o heridos en combate.
Este robot de aspecto humano, de 90cm de altura y con cabeza de oso de peluche, es capaz de transportar hasta 150 kilogramos en sus primeras versiones, sobre cualquier tipo de superficie o terreno, por lo que tuvo una rápida aceptación.
El programa, que se está desarrollando en los laboratorios Vecna Technologies Cambridge Research Laboratory en Boston, fue aprobado por el congreso de los Estados Unidos en 2007, otorgando una beca de un millón de dólares a la empresa para su investigación y desarrollo.
La idea pertenece a Daniel Theobald, presidente y director de Vecna, quien fundó la empresa en 1998 junto con su esposa Deborah Theobald y fanático de los robots. Tras pasar una temporada en el cuerpo de Marines, se percató de la necesidad de una herramienta para sacar a los heridos de en medio del combate, en caso de ser heridos, para su asistencia médica.
Uno de las principales características del BEAR, es la incorporación de un poderoso sistema hidráulico que, unido a un juego triple de orugas similares al de los tanques, hacen que ningún tipo de terreno se interponga entre el robot y su objetivo.
Además, es capaz de erguirse sobre las puntas de las cadenas gracias a la aplicación de un control dinámico de balanceo (DBB), lo cual hace que pueda salvar cualquier tipo de obstáculos.
Este sistema hidráulico unido a los mecanismos de los brazos, dotan al BEAR de fuerza suficiente como para levantar a un camión sin sufrir daño alguno. Esta característica hace del BEAR una poderosa arma en la lucha contra el terrorismo ya que se convierte en el artificiero ideal.
Actualmente el BEAR, es controlado mediante tecnología Wi-fi, lo cual hace que los controladores de este soldado del futuro, se mantengan lejos de la línea de combate, aunque la idea original del programa es llegar a desarrollar un soldado completamente autónomo capaz de tomar las decisiones por sí solo. Además el actual sistema de control, pese a ser sumamente eficiente, presenta el inconveniente de que es posible piratearlo interfiriendo en la señal inhabilitando la unidad, o lo que sería peor, usándola en provecho propio.
Aunque ninguno de los modelos desarrollados hasta el momento, incluyen armas o municiones, lo cierto es que el ejército ve en este proyecto, no solo al médico del futuro, sino a todo un ejército que será capaz de salir victorioso de cualquier situación sin sufrir una sola baja real.
Así mismo, su capacidad de transporte lo convierte en un instrumento ideal para el despliegue logístico inicial en aquellas zonas calientes del combate que imposibiliten el despliegue de tropas humanas.
Gracias a algunas modificaciones en los brazos, los modelos siguientes al V7, incorporarán manos que, ampliando el abanico de posibilidades que ya presenta este robot, lo harán útil para manipular explosivos de una forma más eficiente que los actuales robots artificieros.
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