Una construcción, ya sea una casa, un despacho o uno de los edificios más extraños del mundo, es siempre, mucho más de lo que se ve a simple vista. Al observar un lugar construido notamos si es luminoso, si está bien ordenado y decorado, o si los espacios son amplios o estrechos. Podemos observar los muebles y ver si son acordes, prácticos u ostentosos. Si el observador se dedica a la decoración o a la arquitectura seguramente otros detalles serán observados como los materiales, la calidad de la carpintería y mano de obra de la construcción.
Pero resulta que antes de ser una casa ese espacio fue un terreno, en el que alguien realizó una construcción o si está ubicada en una ciudad es muy probable que habiendo sido reciclado o no, el espacio, haga mucho tiempo que se encuentre habitada por diferentes personas. A la hora de considerar un lugar, la historia tiene su importancia. Lo que haya ocurrido en ese espacio construido es parte de la historia del lugar, las experiencias de sus habitantes y sus emociones están en concordancia con la energía del espacio.
Revisar la historia
Al elegir un lugar se requiere comenzar por la historia del mismo. Tener en cuenta si es posible conocerla o abrirse a percibirla de acuerdo a las energías residuales que todavía el espacio alberga. Cada lugar que habitamos está en concordancia con las experiencias de vida que estamos teniendo y con los aprendizajes que debemos realizar.
Atraemos a nosotros aquellos lugares acordes a nuestra vibración, por lo que es importante estar lo más óptimo y armonizado posible al hacerlo y con objetivos claros de la actividad que desea realizar allí, ya sea, vivir, trabaja o disfrutar. En caso de haber elegido un lugar negativo para su actual estado vibracional es posible que se avecine un cambio, si siente que el lugar lo expulsa o que no son compatibles, tenga en cuenta que las energías se pueden limpiar, si su deseo no es hacer un cambio, la opción es poner manos a la obra y revisar la historia.