El parque natural Kromlauer, en Alemania del Este, está atravesado por muchos lagos. Entre ellos está el Rakotzsee, que está atravesado por el Rakotzbrüke, también llamado «puente del diablo«, porque se considera que solo Satanás pudo haber construido algo tan endeble y hacer que se mantenga en pie.
Los constructores idearon este puente para que, con su reflejo sobre las aguas quietas del lago, formara un círculo perfecto. No está permitido cruzar este puente, y de todas maneras no es muy cómodo hacerlo, dado que hay que subir muchos metros para luego descender del otro lado.
Dada la precariedad de la estructura, parece casi un milagro que no se derrumbe. Por este motivo, para preservarlo, las autoridades del parque decidieron prohibir su uso.
Se estima que el Rakotzbrücke fue construido en tiempos medievales, entre el año 1000 y 1600. A pesar del estilo romano que se ha utilizado para su construcción, no se considera que se haya construido durante el Imperio Romano. Si bien el puente se ve débil, debe considerarse que se ha utilizado por entre 400 y 1000 años, y no se ha caído, por lo que es más fuerte de lo que aparenta. Pero se ha decidido preservarlo, así que no se puede usar más.
El Rakotzbrüke es, entonces, un puente poco práctico, pero sumamente curioso para obtener fotografías de él. Y es un gran atractivo turístico, miles de personas concurren cada año a conocerlo.
A los lados del puente se pueden ver finas agujas de roca, que al parecer son afloramientos naturales ya existentes, de los que hay muchos en el Kromlauer Park, un parque famoso por sus formaciones geológicas. Esas agujas de piedra contribuyen a hacer el puente más impresionante, más «diabólico», y justifican el nombre que le dan los lugareños.
El Kromlauer Park es ampliamente conocido, también, por las numerosas especies vegetales que se encuentran allí. De esas especies vegetales son, sin duda, las más famosas sus azaleas y rododendros. En primavera, en este parque se lleva a cabo un conocido festival floral. En verano, sus caminos entre estanques, lagos y bosques se llenan de turistas de todas partes del mundo.