El arte de la magia o del ilusionismo requiere de mucho esfuerzo, práctica y dedicación. Actualmente existen escuelas y academias donde pueden aprenderse los secretos de los ilusionistas. La magia puede clasificarse en dos tipos como la “Magia blanca” o “la Magia vudupero”. A lo referente al mundo de la magia espectáculo, se dan la magia que actualmente conocemos, la prestidigitación, el mentalismo y el ilusionismo.
En la historia los primeros prestidigitadores e ilusionistas, eran actores ambulantes del siglo dieciocho que recorrían los pueblos con el equipo que podían cargar y cuyos secretos se transmitían de unos a otros que realmente sepan guardar el truco.
La prestidigitación y el ilusionismo, son dos conceptos de magia, donde ambos se valen de la psicología, destreza digital y de aparatos mecánicos, para sus performance. El éxito en estos casos, depende de la habilidad que posean tanto el ilusionista como el prestidigitador, para recrear la ilusión al público. El secreto de ambos para no revelar los trucos ha de ser tajante.
Los prestidigitadores basan su arte en la habilidad de sus manos, por lo que resulta imprescindible que además de la práctica de los diversos trucos, estos realicen ejercicios para mantener la agilidad de las manos.
Por el contrario, los ilusionistas tienen un repertorio muy variado para sus actos, y el éxito de los mismos depende principalmente de su habilidad psicológica, ya que debe convencer al público de que posee un poder especial que le permite vencer a las leyes físicas. Una pequeña proporción de su éxito, se debe a la habilidad de sus manos y a los aparatos con que cuente para las funciones.