Siempre que tengas hambre y te encuentres en un lugar público, te sonarán las tripas de la forma más ruidosa posible, causándote vergüenza y bochorno. Pero, además de para que se pueda cumplir la Ley de Murphy, ¿por qué nos ocurre esto?
El nombre de los causantes de este curioso sonido es movimientos peristálticos. Se trata de unos movimientos que sirven para procesar la comida y mezclarla con los ácidos que segrega el estómago, liberando una cierta cantidad de gases.
Cuando llevamos varias horas sin comer, el cuerpo pide más comida. Por una parte, nos envía la sensación de hambre al cerebro pero, por otro lado, también empieza los movimientos peristálticos para irse preparando para digerir la comida.
Estos movimientos se realizan cada 10 ó 20 minutos hasta que comemos y la razón por la que se oyen tanto (también los producimos después de comer, pero no se oyen) es que el estómago está vacío y actúa como caja de resonancia, amplificando el sonido.