Los Miserables es una película que puede encantar o aburrir. Todo depende de un aspecto importante: si al espectador le gustan los musicales, entonces, es una propuesta fantástica que produce una auténtica catarsis en el corazón porque es una historia que mueve las pasiones humanas: la ambición, el poder, el amor, el desamor, la envidia, los celos, el miedo…
Anne Hathaway, una auténtica estrella
Todo ello, descrito no de forma menos dramática al compás de melodías que muestran a actores que bien podrían ganarse la vida como cantantes. Este es el caso, por ejemplo, de la ya de por sí talentosa Anne Hathaway, que una vez más, aprueba con nota en un papel secundario, que tiene tanta fuerza como un protagonista.
Da vida a una madre soltera que tiene que sacar adelante a su hija Cosette. Es despedida de la fábrica en la que trabaja y, a partir de ese momento, hace todo lo posible por sacar adelante a su pequeña. Vender su melena, e incluso, dedicarse a la prostitución. La actriz confesó recientemente que este papel le resultó muy duro a nivel emocional por la gran tragedia existencial que rodea a su personaje. Un personaje que cuenta con un héroe particular: el exconvicto Jean Valjean, interpretado también de forma magistral por el guapo Hugh Jackman.
Moraleja de la película
El exconvicto Jean Valjean, sigue con su vida después de años de cárcel. Es un ejemplo de hombre honesto y de buen corazón. Un claro ejemplo de que en ocasiones, no se puede juzgar a alguien por un error anterior. Y tristemente, la película refleja que es imposible huir de ese pasado, que el ayer siempre vuelve. Sin embargo, lejos de dejarse llevar por el miedo, Jean Valjean, es un hombre ético que muestra que solo se pude combatir el mal haciendo el bien. Así lo muestra en diferentes escenas de la película donde responde con amor, incluso, ante quienes desean para él, lo peor.
