Si Drive estaba sólo nominada a los Oscar en la categoría “menor” de montaje de sonido, y encima no se lo ha llevado, no es porque no se lo mereciera. Pero tampoco es que estemos hablando de una injusticia que clame al cielo. Quiero decir, esta bien… Pero calificarla como “la gran olvidada” es exagerar su calificación.
Según oía la música, con esa tremenda ausencia de diálogos, llegaba a pensar en algunos momentos que estaba en un videoclip. Con ésta canción me salí totalmente de la historia, para meterme en unas notas musicales y unas fotografías muy bonitas, pero también para alejarme de la película.
El cine negro no es mi favorito, pero me gusta y me entretiene. Y Drive es eso, que me entretuvo. Pero tan pronto me encontraba totalmente enganchada como que estaba mirando el reloj esperando que se acabara. Con muchos picos de atención.
Los personajes la verdad, me dejaron un poco indiferente. En Ryan Glosling me sorprendía recordar a Noah (de El diario de Noah) cuando estaba haciendo un papel de malo capaz de romperle la cabeza a patadas a otro. Que si, que ahí esta la gracia, en la contraposición del ñoñerismo-meenamorodemivecina con la falta de conciencia a la hora de ser un chorizo y no tener reparo en usar una escopeta… Pero es que no me lo creía. Ella, Carey Mulligan me resultó absolutamente plana. No sé cuando sufría, cuando odiaba, cuando tenía miedo, cuando era feliz… si lo llegaba a intuir era solo por el contexto bien montado alrededor.
Drive es puro cine de acción, con persecuciones de coches muy elaboradas y con fuerza en las imagenes. Es extraña, es algo que no deja indiferente… Pero para nada su escasez de premios es una injusticia universal.