Un cuento chino

La naturalidad con la que, en la entrega de los Premios Goya, (en mejor película Iberoamericana) Ricardo Darín dijo «joder» (como si estuviera acostumbrado a decirlo todos los días) casi como emulando a Penélope Cruz entregándole el Oscar a Peeedro Almodovar (pero con más clase, eso si) fue lo que me hizo querer ver la película.

No es una obra maestra. Es una cinta entretenida que cuenta una pequeña historia que ni siquiera me resultó muy creible. Sin embargo me gustó y bastante. No sé si por mi admiración hacía al actor, si por la gran interpretación del taiwanés (que no chino) Ignacio Huang, o por el trasfondo sobre la tolerancia y la inmigración tan bien llevado durante toda la historia.

No es más que un «chino» que, por cosas de la vida (increibles, a veces), se va a Argentina a buscar al único familiar que le queda. Le roban y da con Ricardo Darín, que es un amargado dueño de una ferretería que no esta acostumbrado a la gente. Lo demás es típico y sabido, el gruñón se hablanda, el «enviado» hace su labor, etc, etc. Pero una cosa tan manida resulta nueva cuando está tan magnificamente contada.

No he visto las otras… No puedo decir si es merecida ganadora o no, pero si diré que merece la pena pasar una hora y media disfrutándola.

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