Coche Alfa Romeo Brera

Los diseñadores italianos gozan de una gran reputación en lo que se refiere a la concepción de bellos automóviles. Dentro de este grupo de artistas de las cuatro ruedas, sin duda, uno de los más afamados es Giorgietto Giugiaro, quien después de trabajar con Bertone, en los años sesenta, emprendió su propio camino como diseñador independiente creando su propio sello, Italdesign, a comienzos de los setenta.

Entre sus mejores diseños se encuentran numerosos Alfa Romeos como el Giulia GT y el Giulia Sprint, el 1750 / 2000, el Alfasud, el Alfetta GT, el Alfasud Sprint, el GTV e incluso el prototipo Scighera.

El Salón de Ginebra del pasado año fue el marco ideal para presentar otra de sus interesantes realizaciones, una de las más bonitas presentadas en estos últimos años, nos referimos al Brera.

A diferencia de muchos otros prototipos, su producción es perfectamente factible puesto que se trata de un verdadero automóvil y no, como sucede en muchos casos, de una simple maqueta, modelo a escala o “Show Car”, fabricado expresamente para eventos como ferias internacionales. Giugiaro nos avanza hacia dónde podría orientarse la tendencia estilística de la casa de Arese en los próximos años.

El Brera es un gran turismo “dos más dos” con carrocería de fibra de carbono sobre un chasis de origen Maserati y dimensiones generosas: 4,388 m de largo, 1,894 m de ancho y 1,289 m de alto.
Pese a estas medidas, las formas agudas del frontal y de la parte posterior, le confieren una imagen de vehículo compacto. Esta impresión no resta atractivo a la elegancia de líneas que fluyen suavemente delante y detrás hacia los parachoques integrados al igual que los grupos ópticos con perfil de cuña convergente.

El exterior es una sucesión de referencias a modelos clásicos de la marca pero adecuadamente actualizado. Basta una ojeada para descubrirlas. Así tenemos, por ejemplo, la luneta posterior que recuerda a la del histórico Giulietta Sprint, incluso en el tratamiento estético de la parte trasera encontramos signos distintivos de los Alfa 156 y 147. Más referencias “retro” se pueden descubrir en el frontal: como en los automóviles de los años cincuenta, el capó delantero está inscrito en un relieve central que desciende ligeramente hasta la zona donde se emplaza la clásica parrilla en V rematada por el emblema de la marca.   

El habitáculo del Brera, confortable y muy lujoso, tiene la configuración de un cuatro plazas, aunque estrictamente hablando es más cercano a un coupé deportivo ya que el espacio posterior destinado a dos posibles pasajeros es testimonial y más idóneo para acoger a dos niños pequeños que a dos adultos. Se caracteriza por la combinación de aluminio y piel marrón. En los asientos, la frialdad del metal se transforma en calidez con la adición de inserciones en piel que a la vez protegen rodillas y espalda de los ocupantes.

El cuadro de mandos, presidido por dos grandes indicadores circulares, y el resto de controles están individualizados, mientras un amplio túnel central separa los asientos para dejar espacio a una innovadora estructura metálica tubular. El impacto visual no se interrumpe sino que tiene continuidad en el panel frontal, el de la instrumentación, acentuado por al ausencia de salidas de ventilación que se localizan en las puertas.

De la iluminación interior se encarga un sofisticado sistema de sensores que regulan el oscurecimiento del gran techo transparente.

En la parte delantera y en posición longitudinal se sitúa el propulsor de ocho cilindros en V a 90º, similar al que se monta en el Maserati Spyder y Coupe, también diseñados por Giugiaro. Tiene un cubicaje de 4,2 litros y desarrolla una potencia cercana a los cuatrocientos caballos a un régimen de 7.000 rpm. La transmisión es posterior y se utiliza una caja de cambios automática de seis velocidades colocada en el eje trasero junto al diferencial –técnicamente denominada Transaxle-. Su accionamiento es secuencial mediante pulsadores situados en el volante, en la línea de los cambios Selespeed.

Para las operaciones de mantenimiento más simples, basta con quitar únicamente la cubierta triangular que parte del montante del parabrisas y culmina en el escudo cromado característico de Alfa Romeo. Si es necesario hacer intervenciones mecánicas más profundas es posible extraer completamente el frontal aflojando una sujeción prevista a tal efecto.

Cabría añadir que el Brera calza unos neumáticos especiales Pax de Michelin, montados en llantas de veinte pulgadas de diámetro.

Uno de los detalles más curiosos de la carrocería son las puertas. Su peculiar apertura se realiza gracias a un elemento mecánico rotativo especial, una junta, que al mismo tiempo que las levanta, las empuja hacia fuera, sobresaliendo solamente 360 mm del vehículo, una medida imposible de obtener con una puerta convencional. Además, los cristales de las puertas son fijos, es decir, carecen del mecanismo de accionamiento, lo que permite aprovechar el espacio que queda libre para dar cabida a codos y hombros.

Finalmente, el Brera se aprovecha también de plataforma experimental para un nuevo equipo de sonido de alta fidelidad. Se denomina Piccasound y cuenta con un sistema de difusión que mejora en un 60% la calidad sonora que ofrecen los equipos corrientes.

Con este modelo, Giugiaro demuestra que no es casualidad que haya sido elegido “diseñador del siglo XX” y que sus creaciones aún poseen ese toque de distinción que le han hecho merecedor de este título.

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