El fotógrafo de bodas expresa a través de la cámara un evento primordial en la vida de las personas, tomar este aspecto de la fotografía como arte acerca al realizador a colocar una firma o un sello propio a su trabajo. Pero como todo evento social hay puntos que deben tenerse en cuenta y en la base del respeto de los momentos cruciales, la creatividad e innovación, serán bien vistas y aceptadas por los novios.
La cobertura de este evento tiene que expresar la esencia de las ceremonias que se incluyan sin perder de vista a los protagonistas, que son quienes darán vida al evento desde su impronta. Expresar a través de la cámara las vivencias de la etapa previa a la ceremonia es un punto óptimo en el desarrollo de este trabajo.
La previa
Reflejar el ambiente que se vive en la preparación del momento, aun cuando los novios están separados. En ese momento las personas de su entorno más íntimo suelen acompañar y acercarse desatando emociones que son muy valiosas de reflejar.
Se sugiere presentarse en la habitación en que la novia se está preparando para fotografiar los momentos y las personas de su confianza que por lo general la acompañan, así como maquilladoras y vestuaristas. Las fotos que expresan sus nervios, su emoción o su ansiedad serán muy valoradas por los novios.
Tomar una fotografía del vestido antes de que esté en su cuerpo, luce y expresa el encanto de la previa. El ramo es importante de registrar por ejemplo cuando la novia lo toma para encarar la ceremonia.
También resaltar los zapatos antes de estar en los pies. Documentar el proceso de vestido, puede ser sin develar el rostro de la novia hasta la foto final de este proceso. Aplicar toda la creatividad en estos momentos previos, permite dar rienda suelta al trabajo fotográfico. Posteriormente la exigencia de la rapidez de los acontecimientos dará fotos menos premeditadas, sacar el mayor jugo posible a la previa y crear del encuentro de los novios un paraíso de imágenes para recordar y recibir las emociones cada vez que se observen las fotos.
