El Ojo Ve Lo Que Quiere Ver

Las ilusiones ópticas son, en esencia, una mala interpretación que el cerebro hace de una imagen percibida por los ojos. Todo depende en gran parte de la perspectiva, es decir, desde donde todo se mire.

Las ilusiones, señala Wikipedia en su sitio web, “pueden ser de carácter fisiológico asociados a los efectos de una estimulación excesiva en los ojos o el cerebro (brillo, color, movimiento, etc como el encandilamiento tras ver una luz potente) o cognitivo en las que interviene nuestro conocimiento del mundo”.

Clases de ilusión óptica

Las cognitivas se dividen, a su vez, en ilusiones de ambigüedad, paradójicas, de distorsión y ficticias; las fisiológicas, sirven para dar nacimiento a nuestra percepción. Espejismos, hologramas, estereogramas, entre otros, son también parte de una ilusión óptica. El cine, en muchas ocasiones, se vale de estos recursos para dar efectos especiales a sus producciones.

Un recurso muy valioso es la perspectiva forzada, cuyo objetivo es hacer creer al público que una maqueta es un escenario real en donde convergen personajes de carne y hueso. Otra técnica o recurso utilizada por distintos artistas de la ilusión óptica es la denominada, anamorfis que, según indica Miguel Jorge en el sitio web www.alt1040.com, “es una deformación reversible de una imagen producida mediante un procesamiento óptico. Se suele utilizar como efecto de perspectiva en el arte para forzar así al espectador a mantenerse sobre un determinado punto de vista preestablecido”.

Los artistas de la ilusión

Muchos artistas han utilizado la ilusión óptica para dar magia e ingenio a sus obras. Entre ellos Octavio Ocampo, Escher, Dalí, Arcimboldo, Duchamp, Erik Johansson, Francois Abelanet, Kokichi Sugihara,  Julian Beeber y Nobuyuki Kayahara, quien con su chica que gira en sentido de las manecillas del reloj, creó una obra realmente representativa.

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