Cuando nos queremos referir a algo como Ilusión Óptica nos referimos a todo aquello que nos hace percibir erróneamente la realidad a través del sentido de la vista.
Esto sucede porque un conjunto de elementos, en combinaciones exactas, consiguen hacer que nuestros sentidos se vean confundidos de tal manera que se produzca una estimulación excesiva en nuestros ojos o el cerebro, cosa que hace que variemos la forma en la que vemos algo. O que a causa del conocimiento cognitivo que poseamos asociemos a ciertos objetos cualidades que no tienen.
Los ejemplos más comunes de ilusión óptica que actúan como una estimulación excesiva son aquellos en los que, mediante colores, sombras y formas generalmente geométricas nos hacen variar la forma de estos. El clásico ejemplo de las líneas rectas que parecen curvas, o las “manchas fantasmas” que aparecen en una imagen compuesta por cuadros, pero que al fijarte en ella desaparece (apareciendo al lado).
Con respecto a las ilusiones ópticas que tienen que ver con el conocimiento cognitivo, las más comunes son aquellas en las que objetos de la vida cotidiana nos hace recordar a otros que no tienen cavidad en esa situación. Ver dos puntos algo juntos y un palo abajo nos puede hacer ver una cara en ese lugar, como por ejemplo los coches, donde los faros parecen ser ojos.
Como estas, muchas son las ilusiones ópticas que vemos día a día y que muchos curiosos se entretienen a estudiar o buscar información de estas. Es por ello que cada vez hay más variedad, pero siempre tirando al clasicismo de las mismas.