La ilusión de la cuadrícula

Entre las ilusiones ópticas podemos encontrar una gran variedad. Han sido utilizadas por pintores como el caso de Salvador Dalí, que ayuda a dar a las obras un halo de magia y profundidad, e incluso en el cine, haciéndonos ver cosas que en realidad no existen como hacernos creer que un escenario que en realidad es pequeño parece que es de tamaño natural. Las ilusiones ópticas nos hacen percibir la realidad de manera errónea

Entre estas ilusiones ópticas podemos encontrar la ilusión de la cuadrícula, que además se divide en dos versiones más: la cuadrícula centelleante y la cuadrícula de Hermann. En ambas ilusiones ópticas nos encontramos con el dibujo de una cuadrícula compuesta por rayas horizontales y verticales. En la cuadrícula centelleante, entre las intersecciones encontramos puntos dibujados que aparecen y desaparecen y si mantenemos la vista fija en un punto en concreto tenemos la sensación de que el punto desaparece, incluso nos puede dar la sensación de que cambian de color de blanco a negro.

La cuadrícula de Hermann fué llamada así por el fisiólogo y fonetista Ludimar Hermann, que en 1870 estaba haciendo un estudio sobre la voz y el habla usando registros fotográficos y surcos más profundos de un disco fonográfico. En ella podemos ver una cuadrícula en color blanco sobre un fondo de color negro que, como pasa en la cuadrícula centelleante, al mirarla detenidamente nos da la impresión de que hay puntos o manchas que aparecen y desaparecen, pero la diferencia entre ambas ilusiones ópticas es que en la cuadrícula de Hermann esas manchas realmente no existen, no están dibujadas, se puede decir que son manchas fantasma, por el contrario en la cuadrícula centelleante si están dibujadas previamente.

Así que debemos tener cuidado ante una ilusión óptica, no siempre lo que estamos viendo es real.

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