Si uno observa una imagen que el cerebro interpreta erróneamente, allí se tiene una ilusión óptica, en un decir cada ilusión óptica es un error. Un error que crea cada uno en su cerebro porque debe o quiere interpretar así la realidad. Estos fenómenos ocurren durante la conexión del hemisferio derecho y el izquierdo, gracias a lo cual tenemos la capacidad de percepción.
Las ilusiones se pueden dividir en:
–ambigüedades, son aquellas figuras que presentan dos alternativas de percepción como el cubo Necker o el Rubin.
–deformaciones, que consisten en errores de percepción del tamaño, la longitud, la curvatura, los ángulos o cualquier otra propiedad geométrica. En realidad todos los dibujos, pinturas y fotografías que representan una perspectiva se incluyen en las deformaciones, puesto que se modifica la proporción relativa de las dimensiones y los ángulos para «aparentar» distancia y profundidad, es decir, tridimensionalidad, cuando en realidad la figura es plana, bidimensional. En esta categoría hallamos los estereogramas, que se basan en «engañar» al cerebro haciéndole crear una imagen tridimensional a partir de un motivo plano aprovechando la binocularidad.
–paradojas u objetos imposibles, siendo un cultor destacado el pintor M. C. Escher, que creó efectos sorprendentes como escaleras ascendentes que comienzan y terminan en el mismo punto. Otro claro ejemplo de este tipo de de ilusión es el triángulo de Penrose.
–ficciones o visiones ópticas, aquí hallamos la percepción de imágenes que en realidad no existen, que suelen ser consecuencia de estados de alteración mental como puede ser un caso de hipnotismo.