Dentro de las motocicletas de campo, las motos de cross son el equivalente de competición de los modelos de calle. Están diseñadas para realizar saltos más acrobáticos y a mayor altura que las motos de campo convencionales, y son capaces de resistir en terrenos más duros y difíciles. La suspensión que montan es más larga para que al caer el golpe sea más suave y no se pierda el control en terrenos complicados, como barro o tierra.
Los motores de las motos de cross son potentes por su naturaleza competitiva, ya que la velocidad es una necesidad si lo que se busca es acabar la carrera en primera posición. Si bien los primeros eran bastante rudimentarios y se enfriaban por un sistema de aire, a medida que se han ido desarrollando se han montado motores con refrigeración líquida.
Este tipo de vehículos no tienen permitido circular en tráfico abierto, ya que están diseñadas pensando en las carreras y por lo tanto carecen de los elementos imprescindibles para conducir en carretera, como faros o espejos retrovisores, aunque si se instalan estos elementos se pueden matricular y con ellas podremos circular normalmente. Estas se convierten entonces en una solución a las motos o vehículos convencionales si vivimos en zonas con caminos de tierra que se convierten en barrizales cuando llueve.
Los tacos de los neumáticos que montan estas motocicletas le confieren una adherencia al terreno de cualquier condición, como pueden ser suelos con mucho polvo o aridez, como en zonas de desierto, o lugares en los que hay mucha humedad o llueve con frecuencia y los caminos tienen mucho barro. Estos tacos permiten que las ruedas no resbalen y al acelerar la máquina reaccione como esperamos.
Manejables, divertidas y ecológicas, las motos de cross son sin duda uno de los vehículos más versátiles que se pueden manejar.
