El mundo de las obras de arte que presentan figuras imposibles e ilusiones ópticas tiene entre sus filas artistas clásicos que han imaginado todo tipo de obras sorprendentes.
De estos hay algunos que destacan, como Salvador Dalí, Giuseppe Arcimboldo o el holandés Maurits Cornelis Escher.
Los grabados de Escher están repletos de figuras con efecto tridimensional que muestran escenarios en los que parecen flotar elementos repetidos que no tienen sentido más allá de el propio lienzo, como imágenes que parecen ocupar un mismo espacio a la vez o construcciones que generan una paradoja arquitectónica al ver cómo aparecen en diferentes planos columnas y escaleras que parecen no tener sentido en el plano real.
Escher ha sido declarado un artista tan complejo que los expertos no se ponen de acuerdo acerca de en qué tipo de corriente creativa incluirlo. Sus obras tienen tantas interpretaciones como personas puedan observarlas, aunque algunos se atreven a asegurar que el artista en realidad no pretendía transmitir ningún tipo de mensaje en concreto, sino que se limitó a presentar las figuras que le gustaban o visiones que le pasaban por la mente y su imaginación y que consideraba dignas de pintar.
Él mismo aseguró que no estaba interesado en la realidad ni en las personas, sino que lo que hacía era presentar de manera artística las cosas que se le pasaban por la cabeza.
De todas las obras de Escher, las ilusiones ópticas que presentan figuras imposibles y sorprendentes patrones que rellenan espacios con su sombra unida a la estructura de una manera asombrosa e inverosímil.
La mayoría de las obras de este artista se conservan en el museo que lleva su nombre en el país donde falleció, Holanda.
Una de las cosas que más sorprenden de este artista es que apenas consiguió ganarse la vida con sus obras, y hasta los 53 años vivió prácticamente de sus padres, hasta que consiguió vender sus grabados, tras lo que sí consiguió empezar a ganar dinero hasta su muerte con 74.
