La psicología de la percepción, abordada de manera plena por la escuela de la Gestalt (corriente alemana desarrollada a inicios del siglo XX), explica mediante teorías plausibles la forma en que el organismo humano capta y procesa la información, centrándose en aspectos básicos como lo son la figura y el fondo. Estos dos elementos, fundamentales en el proceso de percepción, configuran el modo en que el ojo percibe los objetos y cómo nuestro cerebro se encarga de darle alguna coherencia. De esta manera, las ilusiones ópticas, si bien poseen un componente transversal que evoca una u otra “alucinación visual” definida, son interpretadas de diversas formas dependiendo de las características personales de cada individuo.
Pero, ¿cuáles son los procesos psicológicos que están detrás de estas ilusiones ópticas? Desde un punto de vista general, el fenómeno primario vendría dado por la percepción. En pocas palabras, la percepción es el proceso por el que se organizan los datos sensoriales producidos por la estimulación ambiental. Esta definición, general a todas las escuelas y teorías psicológicas existentes, propone una distinción clara y concisa con elementos como la atención, la memoria o el pensamiento. La percepción, a diferencia de otros recursos mentales, da cuenta de un fenómeno en el que existe una organización de los datos captados, de un proceso que se desarrolla en el aquí y ahora (concepto netamente gestáltico) y que utiliza conceptos sensoriales.