La Navidad es una ocasión muy especial para quienes disfrutamos de la fotografía. No sólo es una época especial del año, llena de recuerdos y añoranzas, sino que es el momento del año en la que nos encontramos con todos nuestros seres queridos, alrededor de una mesa.
El paisaje, también, es cautivador. Los árboles decorados, las luces, los pesebres… Todo tiene una magia especial, que merece ser retratada por nuestras cámaras.
Si tienes una buena cámara, es probable que consigas mejores resultados sacando fotos sin flash. El flash es una ayuda, sin duda, cuando hay poca luz, ya que no deja que se pierdan detalles en la oscuridad. Sin embargo, a veces la luz excesiva del flash satura la foto. Y si tu cámara tiene buena resolución, usando el flash te perderás de captar algunas variaciones de la luz que le añadirán atmósfera a tus fotos. Dado que la capacidad de almacenamiento de las nuevas cámaras digitales, los teléfonos y las tabletas es muy grande, muchas veces es aconsejable sacar las fotos sin flash y con flash, y luego decidir con cual te quedas.
Como todo fotógrafo aficionado sabe, el momento más probable en el que se le agoten las pilas, la carga o la memoria de la cámara coincidirá con ese momento mágico en el que podríamos captar una foto única. Hay que evitar esto. Prepara con antelación lo que vayas a necesitar. Carga a tope tu dispositivo, lleva varias pilas de repuesto, ten a mano más de una tarjeta de memoria. Si usas trípode, asegúrate de tenerlo listo para cuando quieras tomar esa foto que hará que recuerdes esta Navidad el resto de tu vida.
Juega con los primeros planos, desenfocando el resto. Aprovecha la apertura de regalos, y toma primeros planos de la cara de los peques al abrir los suyos. La decoración navideña puede ser, también, un recurso interesante para que obtengas muy buenas fotos.
