Nuestra casa nos representa, seguramente como nosotros vibremos el ambiente y la energía de la casa vibrarán también. Esto puede ser positivo o negativo para sus habitantes y visitantes asiduos. Pero cuando la carga energética de la casa es más fuerte que la nuestra o no está en concordancia comienza a dificultarse la permanencia en la misma. Creándose situaciones en las personas de preferir estar en cualquier otro lado menos en su casa, dormir de más o sentir que la casa los absorbe y que les cuesta desprenderse y salir.
Energías que alimentan nuestra casa
- La energía de aquellos residentes que haya tenido la casa desde que se construyó.
- Las visitas asiduas. Sean vecinos, familiares, amigos o trabajadores, cada persona carga con su energía particular y los depósitos de los mismos quedan residualmente en los lugares por los que pasa.
- Entidades o almas desencarnadas que quedaron adheridos a la energía de la casa por haber tenido vínculos con ella o por haber habitado allí y que no logran desprenderse por sí mismos.
- Los actuales residentes de la vivienda. Con la impronta propia, pensamientos y acciones positivos o negativos.
Al ser conscientes de esto y frente a los síntomas de no concordar en energía con la propia casa o sentir más ganas de estar fuera que dentro de ella, es importante revisar las posibles situaciones que están generando la dicotomía y limpiarlas energéticamente para que su hogar vibre en su propia sintonía.
Naturalmente los animales y los niños perciben los desfasajes energéticos del hogar y lo manifiestan de diversas formas. Cómo dormimos también es un buen indicador del orden y la armonía del hogar.
Limpiar y armonizar las energías del hogar nos hará disfrutar más nuestra estadía, evitar peleas y malestares innecesarios pudiendo vivir en equilibrio e invitar a aquellas personas con las que deseamos compartir y disfrutar.