El significado de los sueños

Cada noche, mientras dormimos, nuestro cerebro sigue funcionando y generando imágenes mentales que al despertar podemos recordar más o menos: los sueños. Las 6 u 8 horas dormidas por noche, en una vida promedio de 80 años, hacen que más de 20 años de nuestra vida los pasemos durmiendo. No es extraño, pues, que tantas personas estén interesadas en la interpretación de los sueños, una actividad con un rico futuro (y pasado).

En los sueños puede pasar cualquier cosa, ya que pertenecen a lo que la psicología llama el inconsciente (aquella parte de nuestra psiquis que no responde a las reglas de la realidad, y donde no existen la represión ni el no). Los sueños son un vasto material a interpretar, porque poseen proyecciones de nuestro yo a las que en un estado de consciencia no tendríamos acceso.

Ya en edades prehistóricas el concepto de sueño tenía un gran valor, y se solía atribuir a los mismos significados o profecías a futuro. En el Antiguo Testamento, la mitología greco-romana y otras civilizaciones antiguas, el sueño ocupa un lugar primordial en la conexión con la divinidad y la relación de los humanos con el mundo (o entre sí).

Aún hoy, hay quienes aún ayunan o toman recaudos extras si tuvieron una pesadilla la noche anterior, y también quienes se guían por un buen sueño y juegan o apuestan según lo que soñaron. Pero también la ciencia está intrigada en aquello que sucede mientras dormimos. Estudios actuales en Japón demuestran que, en pocos años, podremos conocer el contenido de los sueños en un altísimo porcentaje. ¿Curioso, o atemorizante?

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