La moda de las minimotos tuvo su época dorada hace una década, con la entrada al mercado de modelos de fabricación china a bajo precio.
En todas las esquinas era habitual encontrar carteles que anunciaban modelos económicos y los fines de semana se encontraban en polígonos y zonas de campo abierto aficionados que montaban sus pequeñas motos, que al arrancar producen un ruido bastante característico.
Si bien estas motos de bolsillo no pueden circular en carreteras convencionales ya que su diseño no les confiere validez legal para poder ser matriculadas, sí existen algunos motores que al haber superado la potencia mínima y habiendo determinados cambios se pueden conducir como ciclomotores.
Estas motos fueron creadas para realizar pruebas en circuitos cerrados, buscando modelos de calle con una fabricación más compacta que la habitual. Comenzaron a organizarse carreras de competición en las que algunos nombres ilustres de las carreras de motociclismo compitieron por algún tiempo.
Los motores que montan estas minimotos como es normal son bastante reducidos en potencia, principalmente para evitar accidentes de gravedad, pero suficientes para desarrollar una velocidad bastante considerable. Esto, unido a la poca altura que hay con respecto al suelo, no deja de convertirlas en máquinas peligrosas con las que tenemos que ir con cuidado y lo suficientemente equipados. El que estas motos sean pequeñas no significa que no tengamos que llevar las protecciones necesarias para evitar daños si tenemos alguna caída.
Además, la forma de conducir estos modelos es bastante distinta de la de las motos grandes, ya que sus pequeñas dimensiones provocan que aunque se monta de manera parecida, se va en cuclillas y la postura es relativamente incómoda, además de que no nos podemos mover porque un ligero desplazamiento del asiento puede desestabilizar la máquina.
Aun así, quienes conducen estas minimotos aseguran que es una forma diferente y divertida de disfrutar de los deportes de motor.
