Fiestas Mediáticas en España

Todos los años por estas fechas, las televisiones nos aturden con la misma noticia y la Semana Santa sevillana se cuela en nuestros hogares sin pedir permiso siquiera. Y es que en España, al menos para ellos, no existen otras procesiones que las de la ciudad hispalense.

Para más inri y por caprichos del calendario, con el lejano redoble de los tambores veremos desaparecer al último nazareno para verlo asomar acto seguido ataviado con el traje de sevillano. En nuestro salón, a la hora de comer y de cenar, los tronos dejarán paso a los coches de caballos de la Feria de Abril. Feria, que por supuesto, será noticia de portada en todos los informativos, aunque en realidad se trate de una fiesta sólo para unos pocos, en la que si no tienes «contactos» te quedas a las puertas bailando el eco de una sevillana con el ebrio mendigo de turno.

 

Antes de todo esto tuvimos que ventilar bien la casa para dejar escapar el intenso humo producido por las inoportunas mascletás de las Fallas. Todavía me duran las secuelas en uno de mis oídos. A Matías Prats no le suceden estas cosas, porque aunque, fiel a la tradición, se encuentra toda esa semana presentando el telediario en directo desde Valencia, va provisto de unos cascos que le permiten estar imperturbable ante tal explosión de insoportable ruido.

A pesar de todo, sonrío con satisfacción durante un tiempo, al comprobar que hasta el 7 de julio voy a tener mi hogar despejado una vez que irrumpan en él cientos de individuos, enajenados por el alcohol ingerido en ese macrobotellón semanal llamado «San Fermines«, corriendo delante de los astados.

 

 

 

Al fin y al cabo no me puedo quejar demasiado de como me dejan el suelo estos animales, pues no tiene comparación alguna con las manchas rojas del festejo televisivo por antonomasia. Ése con una tradición cultural insuperable y cargada de sentimiento y significado. Y es que de las toneladas de tomate arrojadas en la «Tomatina de Buñol«, alguno irremediablemente te tiene que caer a ti. Oiga, que en Murcia nuestros tomates de pata negra, nos los comemos, porque entre otras cosas, sería un verdadero sacrilegio tirarlos…
Hubo un año, concretamente por la tarde, que por culpa del programa España Directo, se me llenó el salón de orines, vómitos y demás suciedades varias del Bando de la Huerta.
Y digo yo, ya que se dignan a mostrar nuestras fiestas por una vez en televisión, ¿no podrían haber sacado otra cosa? Además del desfile y estupendo ambiente del Bando, se me ocurren los curiosos y ardientes desfiles bíblico-pasionales de Lorca, o el encanto que se respira en Murcia la mañana de la procesión de Viernes santo, la de las inigualables imágenes de Salzillo.

Aunque después de tanto ajetreo vivido, no le vendría mal a mi salón la sobriedad y el orden de la Semana Santa catagenera.



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