La Ayahuasca y el Cáncer

La Ayahuasca

En medicina, como en casi todo lo que implique investigación y desarrollo, las cosas van muy rápido. A nadie le sorprende leer sobre los poderes curativos (o al menos paliativos) de las semillas de marihuana. Las bondades del cáñamo son cantadas desde tiempos inmemoriales y la marihuana medicinal ya no sorprende como título de ningún artículo, hable este de la legalización o de un nuevo estudio sobre su efecto en la lucha contra el cáncer.

Pero todavía esa ida y vuelta entre sustancias naturales y avances médicos puede sorprendernos: según Eduardo Schenberg, de la Universidad de Sao Paulo, hay evidencias que sugieren que la Ayahuasca, concretamente el DMT y los alcaloides harmala que esta contiene, se podría usar para ayudar a combatir el cáncer.

Si este brebaje nos suena a algo, es al Amazonas, donde chamanes y pueblos indígenas lo han utilizado desde hace siglos, y a psicodelia, ya que fue recuperado en los años setenta por determinados movimientos estéticos y musicales y vivió un resurgir de su fama.

¿Qué es el DMT?

El DMT, una de las sustancias psicodélicas más potentes que se conoce, es un fármaco que unido a los receptores sigma 1, puede ayudar a informar de determinadas funciones celulares. En palabras del investigador Schenberg:

«Hipotéticamente, la acción combinada de las β-carbolinas y el DMT presentes en la ayahuasca pueden disminuir el suministro de sangre a un tumor, activar las vías apoptóticas, disminuir la proliferación celular y cambiar el desequilibrio metabólico energético de las células cancerosas, lo que se conoce como el efecto Warburg. Por lo tanto, la ayahuasca puede actuar sobre ciertos procesos del cáncer como la angiogénesis, la apoptosis y el metabolismo celular.»

La Ayahuasca ha sido defendida por etnobotánicos y antropólogos desde tiempos inmemoriales, y sin embargo continúa estando en la lista de las drogas más duras en la mayoría de los países. Siendo así, y fijándonos en la lentitud con que avanzan los estudios y posterior legalización de una droga mucho más «blanda» y aceptada socialmente como la marihuana, podemos deducir que el camino que le falta por recorrer a esta sustancia y sus defensores es largo. Además, en estos asuntos se mezclan mundos tan complejos y peligrosos como la industria farmacéutica, la legislación más o menos laxa de muchos países distintos, el poder de los medios de comunicación, intereses políticos y por supuesto económicos, y un largo etcétera.

1 COMENTARIO

  1. Muy buen artículo, es cierto que ya no sorprende a nadie el nombrar la marihuana, un indicativo de que cada vez esta más presente en la sociedad.
    Por otro lado, desconocía por completo el DMT habría que realizar un exhaustivo análisis para ver que consecuencias puede tener.

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