Muere Emilio Eduardo Massera, Represor y Símbolo del Horror en Argentina

Murió Massera.

Murió Massera, un símbolo del horror de la dictadura.
Tenía 85 años y estaba internado en el Hospital Naval debido a un ACV.

Emilio Eduardo Massera, integrante de la Junta Militar que gobernó de facto el país tras el golpe de Estado de 1976, falleció a los 85 años en el Hospital Naval de la capital federal, donde se encontraba internado debido a un accidente cerebrovascular (ACV).

El ex almirante -nombrado como tal por Juan Domingo Perón en 1974- falleció el 8 de noviembre del 2010 alrededor de las 16:00 debido a un paro cardíaco y respiratorio no traumático, acompañado por familiares y en una sala común del Hospital Naval «Cirujano Mayor Dr. Pedro Mallo», frente al Parque Centenario.

En una rueda de prensa, el doctor Rubén Venerus, jefe del Area Clínica del sanatorio, señaló además que Massera estaba internado desde el 19 de abril pasado a causa de un ACV y dijo que durante su internación el ex militar también sufrió otros accidentes vasculares cerebrales. «Estaba muy deteriorado», comentó.

¿Quié Fue Emilio Eduardo Massera?

Paraná, Entre Ríos. 19 de octubre de 1925. Nace Emilio Eduardo Massera. Medio siglo después, se convertiría en símbolo del horror y la represión al integrar la Junta Militar que derrocó a Isabelita e instaurar en el país el terrorismo de Estado.

A los 17 años, en 1942 ingresó como cadete al Cuerpo de Comando de la Escuela Naval. Cuatro años más tarde, en 1946, egresó como guardiamarina.

Continuó su carrera en la Armada y en 1974 fue ascendido al cargo de Almirante. Dos años después, con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, integró la Junta Militar que destituyó a Isabel Martínez de Perón de la presidencia.

El 27 de abril de 1977 desapareció Fernando Branca, esposo de Martha Rodríguez Mc Cormack, supuesta amante de Massera. Por esta causa serán enviado a prisión el 17 de julio de 1983.

El 1 de agosto de 1978 sacó el diario «Convicción» para defender los intereses políticos de la Armada y los suyos propios. El primer número salió a la calle en formato tabloide, pero para los miembros de la Marina no era una novedad. Lo habían conocido como un boletín que llegaba gratuitamente a los hogares de los militares de alto rango. Aquel año, Massera se convirtió en columnista de la revista «Cambio», otro de los llamados «medios del Proceso».

El 20 de septiembre de ese mismo año fue secuestrada la embajadora Helena Holmberg y Massera fue acusado de ser el responsable de su muerte y de las de Héctor Hidalgo Solá y Marcelo Dupont, quienes habrían sabido de contactos entre el represor y el jefe montonero Mario Firmenich.

En 1979 pasó a retiro, pero se mantuvo en la escena política desde el partido «Democracia Social».

El 14 de julio de 1981 cumplió arresto durante 10 días a raíz de las críticas que le hizo a la Junta Militar que gobernaba el país en ese entonces.

El 19 de septiembre de 1985, tras el regreso a la democracia, Eduardo Massera fue acusado formalmente de 83 homicidios calificados, 623 privaciones ilegales de la libertad, 267 aplicaciones de tormentos, 102 robos agravados, 201 falsedades ideológicas de documentos públicos, cuatro usurpaciones, 23 reducciones a servidumbre, una extorsión, dos secuestros extorsivos, una supresión de documentos, 11 sustracciones de menores y siete tormentos seguidos de muerte.

Casi 25 años tras, el 9 de diciembre de 1985, fue condenado a prisión perpetua, reclusión por tiempo indeterminado e inhabilitación absoluta para ocupar cargos de por vida.

El 29 de noviembre de 1990 quedó en libertad al ser indultado por el entonces presidente Carlos Menem.

Siete años después, el 10 de octubre, el juez español Baltazar Garzón ordenó su captura por la desaparición de ciudadanos españoles en la Argentina durante el Proceso.

El 24 de noviembre de 1998 fue detenido por orden de la jueza María Romilda Servini de Cubría en una causa por robo de bebés. Tuvo que ser internado por una disritmia cardíaca. El 3 de diciembre de ese mismo año lo beneficiaron con el arresto domiciliario. Tenía 73 años.

Cuatro días más tarde fue detenido en el marco de otra causa por robo de bebés, esta vez, por pedido del juez Adolfo Bagnasco.

El 15 de agosto de 2001 el juez federal Claudio Bonadío ordenó una nueva detención por la apropiación de propiedades de desaparecidos.

En diciembre de 2002 sufrió un derrame cerebral y tuvo que ser internado en el Hospital Naval, que el mismo había inaugurado el 22 de mayo de 1981.

En 2003, el Congreso nacional anuló las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, y la Cámara Federal reabrió centenares de causas en contra de represores.

Dos años después fue el turno de la Corte Suprema: declaró la inconstitucionalidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, anuladas por el Parlamento. Pero la Justicia dictó un fallo a su favor. Fue declarado «demente» y suspendió todos los juicios en su contra, como así también los pedidos de extradición de países como Italia, Alemania, España y Francia, que deseaban juzgarlo por el asesinato de ciudadanos de esos países.

Hace tres años, la Cámara Federal resolvió que los ex comandantes debían volver a cumplir con las condenas que ese mismo tribunal, con otros integrantes, les había impuesto en la llamada «Causa 13», donde se juzgó la actuación de las Juntas Militares, en 1985.

En agosto pasado, la Corte Suprema ratificó la nulidad de los indultos firmados hace 20 años por Menem ante un pedido interpuesto por las defensas de Massera y otro represor: Jorge Rafael Videla.

A casi ocho años del accidente cerebro-vascular de 2002 y en el mismo centro de salud, la muerte le ganó a la Justicia: Massera falleció a los 85 años.

La imagen del anciano enfermo y de andar cansino que había mostrado en sus últimas apariciones públicas poco tenía que ver con el frío y calculador «Almirante Cero», a quien se le adjudicó el diseño del plan de exterminio de al menos 30.000 personas.

«Sobre su tumba caerán los salivazos de la indignación pública como lluvia intermitente». Son palabras del escritor Osvaldo Bayer, autor del libro «Massera, el genocida».

La ESMA, bajo la dirección de Massera, se transformó en uno de los centros de detención y tortura más crueles del país hasta el regreso de la democracia en Argentina.

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