Con-fusión

Hace ya varios años, que venimos observando el paulatino y constante cambio que se está originando en el sistema financiero español. En primer lugar, y auspiciado por la sofisticación de los productos financieros, la globalización y la fuerte competencia, vimos como la mayoría de cajas de ahorros, cambiaban su primitivo rol “bancarizándose“ hasta llegar a nuestros días.

En un primer momento, las Cajas de ahorros junto con los montes de piedad, tenían la misión de remunerar el ahorro de las familias las primeras; y dotar de financiación momentánea a cambio de una prenda las segundas.

Más tarde, las cajas comenzaron a poner crédito a disposición de sus clientes y a ofrecer otro tipo de productos de ahorro e inversión, hasta llegar a nuestros días, en la que es difícil discernir cual es el fin estratégico y comercial de una caja o un banco. Los diferenciaba su forma jurídica, fundaciones las cajas y sociedades anónimas los bancos.

Pues bien, con el paso del tiempo, las cajas fueron, además de politizándose, adquiriendo gran parte del negocio en los que desde sus inicios estuvieron inmersos los bancos, llegando hasta el punto en el que nos encontramos.

Entonces comenzó una primera oleada de fusiones, más tarde una segunda y posteriormente la tercera, etc., dejando un mapa financiero cada vez más reducido en cuando a nombres comerciales, a oficinas y a empleo (bien es cierto que era totalmente necesaria una refundación del sistema de cajas), además de la conversión en sociedades anónimas.

Quizás, y desde el punto de vista más ingenuo y humano, estas oleadas de fusiones, nos han dejado un poco absortos en lo que a fines de las obras sociales se refiere, me pregunto si ¿tiene, desde el punto de vista territorial, algo que ver la obra social de Caja Segovia con Caja Canarias (ambas dentro del conjunto de cajas que forman BANKIA)?

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