No pruebes a ver Poltergeist con gente nacida a partir de los 90 porque te hundirán con sus críticas, acostumbrados como están a unos efectos especiales con los que nacieron.
Poltergeist es esa película en la que hechos sobrenaturales tienen lugar en una casa en la que viven padre, madre y tres hijos. La pequeña, Caroline, (a la que el dúo Amaral dedica una canción en su último disco), queda atrapada en una especie de Más Allá situado dentro del armario. Una maravillosa obra de arte de los años 80 que a mi me quitó el sueño por varias noches siendo niña y que hoy, ya un poquito más adulta, me ha vuelto a asustar viéndola en televisión.
Los efectos especiales son de aquellos que hoy en día provocan risa, pero realmente fue una película avanzada en su época, como todas en las que el gran Steven Spielberg formó parte (en este caso como guionista).
Muchisima mejor primera hora que el resto, donde peca de excesos con esos extraños árboles que cobran vida o los dos parasicólogos impactados y epatados por la luz que sale de las escaleras. Perfecta realización y gran capacidad de meter al espectador en la historia, con curiosidad más que con miedo. Lo mejor de ésta película es, sin duda, que no te esperas lo que va pasando a pesar de que hay muchas películas basadas en fenómenos paranormales.
De éste film igual cabe señalar todo lo que vino después. El morbo de los acontecimientos que se sucedieron la hacen aún más interesante y hasta llegó a ser catalogada de película maldita. La pequeña Caroline, Heather O´Rouker, murió seis años después por una parada cardiorespiratoria y la hermana mayor, Dominique Dunne, murió poco después de la película al ser estrangulada por su pareja. En realidad no es nada que no pudiera pasar sin necesidad de haber grabado la cinta pero todos sabemos que con estas cosas se vende más.
En definitiva Poltergeist es una película que ha pasado por las décadas con más alabanzas que críticas y, quizá por eso, vuelve a estar de moda…