Hay quienes dicen que la muerte nos iguala a todos los seres humanos. No importa nuestra nacionalidad, género o riquezas, ante la muerte todos tenemos el mismo final. Sin embargo, a la hora de distinguirse del resto y dejar un legado diferente, hay quiénes han aprovechado las esquelas para que las últimas palabras sean realmente únicas e inolvidables. Hoy recorremos algunas de las despedidas del mundo físico más divertidas y curiosas que hemos recopilado a través de Internet.
1. Una esquela cada 21 de marzo
Elena Lupiáñez falleció un 21 de marzo del año 1994. Sin embargo, su esposo José Luis Casaus se ha encargado, cada año, de dedicarle una esquela en el diario español El País. Entrevistado en 2013, el marido devoto explicó que lo hace como una forma de comunicarse con ella y contarle cómo sigue la vida, cómo están sus hijos y cómo va avanzando el tiempo, inexorable.
2. Un adiós divertido
El 22 de marzo de 2017 fallece Don Enrique Aldaz Riera, notario y escritor barcelonés muy querido. Cuando sus seres queridos publican una esquela avisando de su deceso, nos encontramos ante una pieza de humor increíble, respetuosa y original. Con 72 años, Enrique Aldaz Riera fallece y en el mensaje final le pide perdón a sus deudos y amigos por haberse muerto sin su permiso. “No lo hará más”.
Además, y sin ignorar la crisis económica en España, Enrique Aldaz advirtió que su deseo final era ser incinerado y sus cenizas arrojadas en la montaña donde fueron arrojadas las de su madre, pero si era muy costoso, podían simplemente arrojarlo en el Llobregat.
3. La fanática de las esquelas
María de las tortillas/truchas era una mujer aficionada a las esquelas que, cuando le tocó el turno de fallecer, se encargó de dejar un mensaje final divertido y curioso: “Por un día en que salgo en una esquela y no veo”.
4. Javier Martínez Pastor, un hombre previsor
Antes de fallecer, Javier Martínez Pastor dejó escrito su obituario. Es muy original, y fue apenas editado para cambiar los datos del funeral. Los que hayan leído el Diario de Cádiz donde apareció la esquela, verán que bien grande y en letras fácilmente reconocible dice “Yo, Javier Martínez Pastor, he muerto”. Claro y conciso. Luego invitaba a los seres queridos a participar de la misa funeral.
5. El muerto se fue de rumba
Una familia sevillana dedicó al difunto José Manuel Fernández una divertida esquela. En ella, se invita a los amigos y seres queridos a pasar por la misa por su eterno descanso, pero sabiendo que seguramente José Manuel Fernández estaría en un bar de enfrente antes que en dicha ceremonia.
Las esquelas y despedidas divertidas y sentidas hacen que, para algunos, la pérdida sea más fácil de sobrellevar. No hay que olvidarse que cada persona enfrenta como puede la tristeza de un fallecimiento. Por eso leer estas esquelas divierte, reconforta el alma y permite ver que, pese a la tristeza, se puede seguir adelante y pensar en cómo seguir trayendo un poco de alegría al mundo que seguirá girando.