La eterna lucha, ángeles contra demonios. Escher parece querer decirnos que el límite entre cielo y el infierno es muy delgado: uno empieza justo donde acaba el otro. Fíjate en que lo único que separa a ángeles y demonios en este cuadro es el color, y que los huecos que dejan las figuras de unos definen las formas de los otros. Puede que nuestra teoría no sea cierta, pero
¿A que da el pego?