Balada triste de trompeta

Antes me daban miedo los payasos… Paradojicamente, hoy me han hecho reir.

No me gusta leer nada sobre una película antes de ir a verla, pero con ésta era imposible. No se si por una efectiva campaña publicitaria o porque realmente consigue lo que parece que siempre intenta Alex de la Iglesia: «que hablen de mi, aunque sea mal». A muchos no les ha gustado y realmente creo que esta película no es apta para todas las sensibilidades. Puede resultar excesivamente grotesca, histérica, desagradable y con falta de unión. Pero a mi, me flipa.

Empieza con algo así como dos músicas fundidas totalmente contrapuestas, con títulos que te hipnotizan… Y así continúa… hasta que se acaba de forma apabullante y grandiosa. La película es eso: sentimientos contrapuestos contados con humor al más puro estilo Alex de la Iglesia, con sangre y violencia en un nivel superior, más a lo Tarantino. Es una magnifica ida de olla tras otra. Una obra maestra del cine, del freakismo y de la más pura realidad…

Cuando supe que la idea era circo mezclado con guerra civil me acordé de Pájaros de papel. Por supuesto no tienen nada que ver. Esa es un drama. Esto es una tragicomedia, de las más clásicas, con personajes totalmente histriónicos, con el absurdo llevado al máximo, tan al límite que es ahí dónde te hiere, cuando te ries de una situación que te haría llorar. Ahí está la grandeza.

Carolina Bang (muy por detrás de Carlos Areces y de Antonio de la Torre) es Natalia y es España, en busca de un dueño y un amor… Así se contextualiza esta surrealista película que comienza en la guerra civil y continúa en la época final de la dictadura, para criticar una transición que parece aún no hemos resuelto.

En definitiva: bravo por la historia y bravo por las imágenes, me parecen tan grandes que el resto, más flojito, me es suficiente. Y por cierto afortunadisima pregunta tras el atentado a Carrero Blanco: «y vosotros, ¿de qué circo sois?»

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