El árbol de la vida

El cine como arte es El árbol de la vida. Es el cine más clásico, como te lo explican cuando lo estudias: «una historia contada en imágenes». El árbol de la vida es imágen y sonido. Es poesia que abandona las letras y se plasma en la pantalla.
Pero no es cine para el común de los mortales. No esta hecho para entretener a todo el mundo, y más si lo que buscas es un argumento lineal, una estructura narrativa definida o unos diálogos aclaratorios. El árbol de la vida es la diferencia entre el cine hecho por y para la belleza y el cine hecho por y para el espectador que busca entretenerse. Lo cual no quiere decir que obligatoriamente te tengas que aburrir viéndola, es sólo que la disfrutarás en función de lo despierta que tengas la sensibilidad ese día y de lo que esperes encontrar. Cierto es que, en mi opinión, el principio se hace extremadamente largo al intentar explicar la complejidad de la insignificancia humana con el origen del universo y, por supuesto, me sobra el dinosaurio, del que sólo saco que si algo tan grande y aparentemente poderoso se pudo extinguir, nosotros estamos condenados a desaparecer, pero esta reflexión se sale de la ídea principal.Lo que más me gusta es el final. Me encanta. Ese encuentro del Todo con el Todo, de todos con todos, de cada uno con nosotros mismos en nuestras distintas etapas, porque al final, sólo somos uno.

Me parece filosofía pura. La música no es nada casual, como tampoco lo es que todos los sonidos estén acentuados. Para mi ver la película ha sido como pasar las hojas de un libro de fotografías perfectas pero sin órden ninguno, mientras una banda sonora servía de nexo entre ellas para concluir entendiendo el conjunto.

A mi me ha gustado, pero entiendo que despierte tantas críticas contradictorias… Aunque de eso se trata y por eso es arte.

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