Todavía no puedo entender qué es lo que produce que en unas películas se termine llorando por la manera tan fuerte con la que se empatiza con los personajes y en otras no. Supongo que depende muchas veces del ánimo del espectador más que de la propia película. Yo no debía estar demasiado animada cuando vi El patio de mi cárcel porque creo que empecé a llorar media hora antes de que se terminara la historia.
El contexto: los años 80. El trasfondo: la represión de las cárceles de mujeres, en concreto la de Yeses. La excusa: un grupo de teatro. La historia: lo miserable que puede ser una vida. O varias. Porque aquí, la protagonista no es sólo Verónica Echegui (Yo soy la Juani), sino que también lo son todas las otras mujeres que se encuentran en prisión, presas y carceleras (por fin, ¡Candela Peña vuelve después de Princesas en 2005!). Ana Wagener, Blanca Portillo…se convierten en personas que sufren por lo que hicieron mal, o, simplemente, por lo que no hicieron bien.
no me van las pelis de hippies