Like Crazy

El amor es el sentimiento más universal que existe. Por eso hay cientos de miles de películas, cientos de miles de libros y cientos de miles de canciones que hablan de amor y desamor. Todos hemos tenido un amor, lo hemos perdido, hemos sufrido, lo hemos dejado o se ha acabado… Todos hemos sufrido distancias metafóricas y el que más y el que menos ha sufrido distancias literales. El amor mueve montañas, dicen… pero desde luego, el amor mueve arte. El problema del amor como expresión del arte es que puede dar lugar a las representaciones más cursis de la historia de la humanidad. Fotos de corazones, películas melodramáticas, canciones lamentables… En la representación del amor pasa como con el amor mismo, de él puede salir lo mejor, pero también dar lugar a lo peor.

Like crazy es una película de amor, con una historia de amor. Está tan bien contada que te llega, te hace sentir lo que alguna vez sentiste sin recurrir a recursos típicos de color de rosa. Son imágenes, fotografías bien tomadas que lo dicen todo sin necesidad de usar palabras. Son pequeños diálogos en los que no hace falta más… Los «terceros» no tienen un papel importante porque realmente no lo son. Lo importante son ellos dos. La pareja, su historia única.

Separados por un visado buscan la manera de estar juntos. Ambos quieren, los dos se buscan y los dos sienten las mismas frustraciones cuando no lo consiguen. No hay desequilibrios, es la perfecta historia de dos.

Imágenes grabadas en lugares cotidianos que te ayudan, aun más, a meterte en el papel de ellos, en sus sentimientos y en sus pensamientos. Usando música perfecta en momentos perfectos… Los personajes transmiten, están bien dirigidos, hablan con la mirada… En definitiva, Like Crazy, es una pequeña gran película.

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