Mi nombre es Hervey Milk

No suelen gustarme las películas en las que ya sé el final. Y suele pasar en las historias basadas en hechos reales, como esta, en la que todo el mundo antes de verla sabe que se trata de una cinta sobre el primer cargo político estadounidense abiertamente homosexual (y que lucha porque los homosexuales -las minorias en general- tengan su hueco y reconocimiento en una sociedad a la que le cuesta salirse de la norma de lo aceptado) y que termina asesinado. Un final triste, mal comienzo.

Sabiendo esto, y con poca ilusión, me puse a verla, fundamentalmente por Sean Penn, al que adoro sobretodo desde 21 Gramos, y que es uno de los nominados al Oscar a Mejor Actor de 2009. Y es genial. Debo reconcer que en un principio lo tache de sobredramatizar, pero después, cuando salen imágenes del verdadero Milk, entiendo que es exactamente igual. Una auténtica copia de una vida.

Mezcla de película y documental, el largometraje nos enseña una clase teórica de política americana y de sus dificultades, una crítica a los tópicos democráticos de la sociedad del bienestar que no para todos fue tal y una muestra de valentía y lucha por los principios. Siempre dejando de lado el sentimentalismo fácil y la tentación de convertir en santo y martir a nadie.

El que dirigió El indomable Will Hunting (Gus Van Sant) se pone esta vez tras las cámaras para realizar este film con la clara intención de ganar un Oscar…De sus competidores hablaremos más adelante, pero, por el momento, se puede decir que Mi nombre es Hervey Milk es una buena candidata.

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