Todo empezó cuando, después de asistir como mero espectador a una manifestación en Teherán (Irán), Superman recibió numerosas críticas y fue recriminado por ello.
La reacción del superhéroe no se hizo esperar y, en el cómic número 900, declara que está cansado de que sus acciones benefactoras se politicen y que, por tanto, «Pretendo hablar en las Naciones Unidas e informarles de que renuncio a mi ciudadanía«.
Esta decisión ha levantado ampollas… y muy grandes. Hay que tener en cuenta que Superman fue creado en 1938 para convertirse en un emblema de los valores y el estilo de vida estadounidenses, como también se desprende de los colores que viste, rojo y azul.
La sociedad americana se ha quedado atónita y escandalizada. Incluso algunos políticos, periodistas y críticos se han manifestado al respecto al considerar que se trata de un menosprecio hacia los Estados Unidos.
Tampoco ha faltado el sentido del humor: algunos dicen que Superman en realidad se ha visto presionado por quienes le exigían que presente su certificado de nacimiento, en alusión a la polémica levantada en torno al del presidente Barack Obama.
Por su parte, la editorial DC Comics ha intentado restar importancia al asunto aclarando que su idea es que las aventuras de Superman tengan un «enfoque global», aunque esto no signifique que deje de estar comprometido con su país de adopción.
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