Existen historias bonitas que nos ayudan a creer de forma positiva en la suerte, el azar o la providencia. Esta es la historia de un indigente que confió en su suerte al gastar sus últimas monedas en jugar a la lotería. Sin saber que ese gesto causal marcaría un antes y un después en su destino para siempre.
Un héroe anónimo
El protagonista de esta bonita historia es László Andraschek, caminaba hacia una reunión de alcohólicos anónimos cuando jugó a la lotería. «Yo había elegido solamente seis números y la mujer que me atendió me recordó que tenía que elegir un séptimo número. Le dije que el último fuera el 24» explica el protagonista.
El afortunado ha ganado un premio de 630 millones de florines equivalente a unos dos millones de euros. Los hechos sucedieron el pasado mes de septiembre, sin embargo, ha sido ahora cuando ha trascendido la noticia porque este buen hombre pensó en los demás al ser premiado con este dinero. Por ejemplo, donó una buena cantidad de dinero a un hostal para la gente sin hogar en Budapest.
En un gesto de inteligencia emocional afirma que: «Me he hecho rico, pero no soy una persona diferente. Con un televisor grande me alcanza, no necesito tres». Lo cierto es que existen personas que sí cambian en función de su situación económica, por ello, el ejemplo de este hombre es un buen ejemplo de coaching.
Creará una fundación
Es un hombre serio que tuvo muy claro lo que debía hacer nada más ganar su premio: «Cuando llegué, el dependiente me preguntó que cuánto dinero quería gastarme. Yo levanté tres dedos y, como me vio con la bici, pensó que me refería a 300.000 florines pero quería decir tres millones».
Por otra parte, el protagonista de esta historia también tiene en mente un bonito proyecto que muestra que la solidaridad es necesaria en nuestro tiempo. Quiere crear una fundación para poder ofrecer apoyo a personas «sin recursos y con destinos difíciles». Por tanto, este premio de la lotería va a beneficiar a otras personas.
Fuente – Cadena Ser
