Madagascar 3 se encuentra a la cabeza de un viernes con nuevos títulos poco brillantes.
El verano es de los niños, y eso lo saben muy bien las distribuidoras que aprovechan la época estival para estrenar el mayor número de títulos infantiles posibles. Afortunadamente cada vez más estos dibujos no son sólo para los más pequeños sino que bien hacen las delicias de mayores. Este viernes, Madagascar 3: de marcha por Europa, nos trae a los mismos animales que ya nos habían hecho reir en dos entregas anteriores, viajando por una Europa, en la realidad más convulsa que nunca, que les lleva hasta un circo (bonita alegoría) donde se esconden mientras tratan de darles caza. La única novedad de la nueva entrega es que esta si puede verse en 3D.
Y con Nacho Vidal como protagonista con algo más que una parte de su cuerpo (pero no mucho más, la verdad) aparece Impávido, la nueva cinta del director de Fuga de cerebros 2, Carlos Therón. Una cinta sobre juego y mafias a pequeña escala, donde el dinero es la trama principal y aunque el argumento parece tan elaborado que agota igual puede dar lugar a un resultado sorprendente.
El estreno francés de la semana se llama Le Skylab y trata sobre el verano del 79. Con una contextualización bastante conseguida obtuvo el Premio Especial de la Crítica en el Festival de San Sebastián de 2011. Una comedia que aunque no tenga un argumento demasiado prometedor si que parece, al menos en inicio, bastante interesante.
Y la película que obtuvo el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia de 2011 fue Terraferma. Un drama ambientado en Sicilia donde la globalización es el argumento, poniendo tanto los beneficios del turismo de una tierra en creciente expansión como los problemas de la inmigración ilegal y como su regulación choca de pleno con las leyes del mar que obligan a rescatar a cualquier persona en apuros.
Por último, Javier Pereira es el protagonista de Amanecidos. Es la presentación, sin estructura narrativa ninguna, de cinco vidas en momentos diversos intentando dar sensación de transmitir algún sentimiento de los que se «padecen» en ese paso que hay entre la juventud y la vida adulta.
